martes, 13 de noviembre de 2018

Esto se está convirtiendo en una costumbre.

No encuentro una explicación, en mi salidas al campo suelo encontrarme con cosas raras; la gente le da vida a objetos viejos, innecesarios en nuestras casas, convirtiéndolos en extraños en la naturaleza.
Se está haciendo habitual encontrarme muchos de ellos debajo de los arboles, en los caminos junto a cualquier sombra, a la orilla de algún rió o en el entorno de los pantanos.
Se ve que la gente añora la comodidad que estos dieron en su día dentro del hogar y desean continuar con su cometido allá por nuestras dehesas.
Si yo fuera poeta se me ocurriría algo onírico para escribir, o le buscaría alguna sentido metafórico a las imágenes; en realidad siempre le encuentro eso, otro sentido, pero hoy no tengo ganas de ponerme a pensar tanto en como poetizar una imagen.
Si os puedo contar que las imágenes me encontraron a mi, no yo a ellas; también os puedo decir que probé su confort, y que a pesar de sufrir las inclemencias del tiempo, no se esta nada mal sentado en ellos. Lo mejor de todo es el paisaje que se visualiza desde ellos y el olor a campo que se respira desde allí. También os puedo contar que a ambas imágenes las distancia muchos kilómetros entre ellas; pero se ve que la gente del campo tiene un mismo sentido sobre el reciclaje.

El tiempo

Te colaste por las ventanas rotas de mi alma, y como un intruso destrozaste mis recuerdos, ahora solo tengo tu presencia en los espacio...